Por Arturo Montory G.
Corren vientos de cambios que intentan cernir algunas sombras sobre el valor de nuestro pasado y las tradiciones huasas y campesinas. Tratando de aportar a esta valiosa riqueza cultural hago un pequeño resumen del nacimiento e identidad de nuestros jinetes y caballos chilenos.
Sin duda alguna son pilares de esta tradición y su futuro las instituciones que forman la Confederación del Rodeo Chileno y la Federación de Criadores de Caballos de Raza Chilena. En su visión, tesón y trabajo descansan las fuerzas vivas de las prácticas de las tradiciones y su legado a las nuevas generaciones.
Dice U. Prado en su libro El Caballo Chileno publicado en 1914: “En el año 1526 existían en Panamá estancieros ricos que proporcionaron los primeros caballos a Francisco Pizarro y Diego de Almagro para la conquista del Perú y desde 1532 ya se empezaron a criar en ese país. También Nicaragua proporciono caballos al Perú en esa misma época”.
Escribe el Inca Garcilaso de la Vega en su obra cumbre Los Comentarios Reales de los Incas, publicado el 1609: “Fueron los españoles los que trajeron la raza de caballos que se encuentran en todos los reinos y provincias de las indias, descubiertas por los españoles después de 1492, hasta el presente y son de la raza de yeguas y caballos españoles especialmente de Andalucía. Una de las regiones donde del Perú donde se propago más la crianza caballar, fue la del sur llamada Charcas, cuyo límite norte colindaba con el Cuzco y pasaba poco al sur del Titicaca, en Bolivia”.
El descubridor Diego de Almagro partiendo del Perú luego de una penosa travesía por la cordillera de Los Andes llega al valle de Copiapó el 21 de marzo de 1526.
Años después el conquistador Pedro de Valdivia y en un día 26 de octubre de 1540, toma posesión de Chile en Copiapó trayendo caballos de su Encomienda de Charcas.
El célebre historiador chileno Francisco Antonio Encina, sobre crianzas de caballos y vacas en Chile en 1549, dice “Al mismo tiempo de repartir las chacras, Valdivia concedió a los vecinos estancias para criar ganado. Los esfuerzos de Valdivia especialmente secundados por el capellán Rodrigo González de Marmolejo, se concentraron de preferencia en la multiplicación del caballo, por ser un factor capital de la conquista. En 1545 había logrado reunir 50 yeguas de cría en la dehesa de la ciudad. En 1549 se instituyo un “yegüerizo” del consejo encargado de propagar y cuidar las yeguas y sus crías y se acordó señalarle una dehesa “donde anden y las traigan”.
El que fuera después el primer Obispo de Santiago presbítero Rodrigo González Marmolejo llego a Chile con Pedro de Valdivia en 1540. Fue vecino encomendero de Santiago y se dedicó a la crianza de caballos en la Encomienda de Pico, zona de Melipilla y es considerado el “primer criador de caballos chilenos”.
Dicha crianza a través de los años fue base de criaderos de esa zona pionera donde los más afanados y con raíces actuales fueron los caballos “quilamutanos” nacidos en la hacienda Alhue.
Otro iniciador de la crianza fue Juan de Cuevas, español que entro a territorio chileno en abril de 1540, con Francisco de Villagra para unirse a la expedición de Valdivia con la que llegó al Valle del Mapocho el 13 de diciembre de 1540. Recibió Encomiendas de Santiago, Cuyo y el Maule. Su hijo Luis heredó las encomiendas maulinas de Vichuquen, Lora y Mataquito, y añadió las de Loncomilla y Huenchumalli.
Fue criador de caballos en todas sus encomiendas, y lo siguieron en ello sus hijos y nietos, y es antepasado de Pedro de las Cuevas Guzmán, propietario del criadero el Parral de Doñihue, (hoy en zona de Coltauco) donde creo la famosísima casta de “caballos cuevanos”, de gran influencia actual.
Cuando Andrés Hurtado de Mendoza fue nombrado virrey del Perú, viajo de España y trajo a su hijo García para que este continuara su carrera militar y administrativa, y luego un 9 de enero de 1557, nombro a su hijo como Gobernador de Chile, el cual trajo consigo un gran sequito de jinetes y caballos seleccionados para su montura y práctica de Deportes Ecuestres de moda en Europa de esos años, y es considerado el creador de lo que sería con los siglos nuestra Escuela Ecuestre Huasa. Trajo de Europa la fiesta religiosa del Paseo del Estandarte del Apóstol Santiago que era motivo de especial preocupación de los habitantes de la capital de aquellos años los cuales se esmeraban por lucir sus mejores cabalgaduras, criadas y adiestradas para ello.
El padre Alonso de Ovalle nació en Santiago en 1601 y murió en Lima en 1651. Sacerdote Jesuita que escribió una obra cumbre, llamada “Histórica relación del Reyno de Chile” publicada en 1646. Dice en un párrafo sobre criollos y criollas de Santiago: “Son notablemte inclinados a andar a caballo y he visto muchas veces, que para acallar un niño que apenas comienza a andar, lo suben sobre un caballo, y así salen famosos y muy diestros fuertes y sueltos en ambas sillas. (la de brida y la jineta).
Sobre Valentía de los Indios de Chile, dice sobre ello: “Son excelentes jinetes, son hombres de a caballo y con un mal fustecillo (silla de montar) y aun en pelo, van más seguros que otros en buenas sillas de encaje, arronjase corriendo por una cuchilla de cerro o por una ladera abajo, como gamos, con el cuerpo tan derecho y fijo sobre el caballo como si fueran clavados en el”.
El padre jesuita Miguel de Olivares, nacido en Chillan en 1713 y fallecido en Italia en Mardano en 1793, gran historiador y en su obra Agricultura en Chile publicada en 1760, dice: “Colocan esmero en la cría i educación de los caballos. Estos son admirables en la celeridad de la carrera, en el aguante al trabajo, en el brío de acometer los riesgos, en el garbo del movimiento, en la prontitud de coger i deponer el coraje, en la docilidad de la obediencia i la hermosura de la forma. Para la cría de estos eligen los dueños de las haciendas, las yeguas mejores, las de mayor corpulencia y talle y cruzan con un caballo de cualidades sobresalientes i experimentadas. Los potros que nacen se amansan a edad de tres años, y luego se acostumbran a los trabajos más duros de la hacienda”.
Todo este conjunto de antecedentes históricos de crianza y calidad adquirida como caballo de montura, vaquero, movimiento a la rienda y trabajo campero, llevaron a que algunos visionarios criadores se preocuparan de su protección genética y su difusión hacia la posteridad, lo que lograron plenamente y así en el año 1889 nace la inquietud de abrir un registro especial para Reproductores de “Raza Chilena”, al interior de la Sociedad Nacional de Agricultura. Y el día 22 de diciembre de 1890, en una sesión memorable de la S.N.A. fue aprobada la proposición de crear un registro. El 20 de agosto de 1893 se publicó en el Diario Oficial de la S.N.A. el primer reglamento destinado a abrir los registros genealógicos y lo más importante, establecer el origen de los animales. lo que hizo una Comisión especial.
En las exposiciones de la Quinta Normal a fines del 1800, hay categorías de caballos de Pura Raza del país.
En 1937 de publica el primer Stud Book de la Raza Chilena.
Ya en el siglo XXI acontecen estos hitos importantes y trascendentes.
DECLARA MONUMENTO NATURAL AL CABALLO DE PURA RAZA CHILENA.
Santiago, 29 de marzo de 2011.- Visto: el artículo Nº32, Nº6, de la Constitución Política de la República; el DFL Nº 294, de 1960, del Ministerio de Hacienda, orgánico del Ministerio de Agricultura; el decreto supremo Nº531, de 1967, del Ministerio de Relaciones Exteriores, que ordenó cumplir como ley de la República la Convención Internacional Sobre Protección de la Flora, la Fauna y las Bellezas Naturales de América, suscrita en la ciudad de Washington DC, de los Estados Unidos de América; el decreto supremo Nº93, de 1991, del Ministerio de Agricultura; y la resolución Nº 1.600 de 2008, de la Contraloría General de la República.
Considerando:
Que es deber constitucional del Estado tutelar la preservación de la naturaleza y, en forma especial, aquellas especies que son propias y características del medio natural chileno, como también aquellas cuyo desarrollo hacia su conformación morfológica y funcional son el resultado de una sostenida trayectoria de selección propia, por obra emprendida a través de generaciones de criadores nacionales, como es el caso de la especie Equus caballus, a través de la raza denominada “Caballo de Pura Raza Chilena”.
En octubre del 2021 la Federación Deportiva del Rodeo Chileno incorpora a su Reglamento Oficial.
NORMAS REGLAMENTARIAS DE LA FEDERACIÓN DE RODEO CHILENO, PARA LA CALIFICACIÓN Y OTORGAMIENTO DEL TÍTULO DE ARREGLADOR MAESTRO DE LA ESCUELA ECUESTRE HUASA; RECONOCIMIENTOS HISTÓRICOS; Y CREACIÓN DE LA COMISIÓN DE ARREGLO Y BIENESTAR DEL CABALLO.
- CONSIDERACIONES HISTÓRICAS GENERALES
“Una valiosa tradición cultural campesina chilena, desarrollada por cuatro siglos, transmitida en forma principalmente oral, produjo como resultado la formación de una escuela/1 ecuestre de arreglo /2 y monta huasa/4 del Caballo de Pura Raza Chilena. Es decir, una modalidad de crianza, amansa, doma, adiestramiento y conducción ecuestre, propia de nuestra Nación, adecuada a las múltiples funciones para las cuales el caballo fue, históricamente, empleado.
Esta Escuela Ecuestre Huasa singular, característica, discernible y en desarrollo hasta nuestros días, está indisolublemente unida al proceso de selección genética, morfológica y funcional del caballo del País, y ha influido decisivamente en la conformación racial del mismo, que lo distingue como el más antiguo y valioso de los caballos vaqueros de América”.