La Prensa Austral – En El Sofa
Un nuevo aporte de Mateo Martinic Beros ala historiografía magallánica.
Tiempo de sueños, esfuerzos pioneros y sus primeros resultados. Así titula el historiador Mateo Martinic Beros el comienzo de la segunda etapa comprendida desde 1931-1980, lapso en que el turismo se insinuaba corno una actividad a la cual debía sacarse provecho. El estrecho de Magallanes era la vía obligada de muchos trasatlánticos según se navegara por el Atlántico o por el Pacífico con destino final en Magallanes. Esta presencia se hizo más notoria -según el historiador- durante el primer lustro de los años de 1930 hasta 1939 que fue interrumpido por la Segunda Guerra Mundial. En 1931, se funda el Touring Club de Magallanes, cuyos objetivos fueron la propaganda, defensa y reconocimiento de aquellos puntos del Territorio de Magallanes que ofrezcan interés histórico, científico, artístico o deportivo; alojamiento urbano y rural; movilización marítima y terrestre, vialidad, comercio y exposiciones, cata y pesca. Del grupo de fundadores de esta institución destacará con creces el alemán Werner Gromsch quien se dio la tarea de conocer el entorno de la región y en especial Ultima Esperanza. Al término de sus excursiones las difundía a través de conversaciones, charlas, conferencias. Fue secundado por Cañas Montalva de similares inquietudes.
“…Juntos pues, Cañas y Gromsch inicialmente, y luego este mismo con el apoyo del resto de los directores, se entregaron a la tarea de organización con el máximo entusiasmo y sin demora. Sus objetivos iniciales quedaron fijados de inmediato: la habilitación de un “servicio de información turística” (el primero de su género en Magallanes y en Chile) que comenzó a funcionar en una oficina céntrica de la ciudad de Punta Arenas (calle Errázuriz, contigua al Hotel “Cosmos”); la realización periódica de cruceros a los canales fueguinos y de viajes a Ultima Esperanza, donde no tardó en instalarse el primer albergue para turistas en el área del Paine (vecindad del cerro Obelisco, sector del río de las Chinas); y, por fin, la preparación de folletería informativa para su distribución gratuita. Así las cosas, se abordó enseguida un proyecto interesante por donde se lo viera: la realización de viajes periódicos de turismo a los canales y fiordos fueguinos…”.
Cruceros marítimos
Este lapso de los años 30 fue muy positivo por la reanudación de cruceros marítimos en Magallanes donde fue importante la Sociedad Ganadera y Comercial Menéndez Behety, cuya Sección Marítima atendía el servicio regular Punta Arenas y Valparaíso (incluidos puertos intermedios) con flota de vapores, además de mantener la agencia de representación de empresas armadoras extranjeras, varias de las cuales ya desarrollaban sus cruceros de turismo en Magallanes. Esta compañía empieza a operar en temporadas de cruceros marítimos entre 1932 hasta 1935 para luego descontinuarse por la crisis económica que también afectó el servicio regular de navegación entre Magallanes y la parte central de Chile.
Sobreviene la época de los 40 que el autor denomina un prolongado cuarto intermedio, que según Martinic Beros -fue una década perdida para el turismo- en que se evidenciaron las carencias con una hotelería precaria, escasas comodidades, los caminos eran malos, el transporte marítimo muy deplorable. En la década siguiente hubo un surgimiento de asociaciones como el Club Pesca y Caza de Punta Arenas, Foto Cine Club de Magallanes. Centro Patagónico de Historia Natural de 1957. Si bien es cierto, se considera una época perdida o de retroceso, esto fue consecuencia de la Segunda Guerra Mundial y las crisis que sobrevienen. Tiempo de ideas claras, determinación y realización 1961-1980 es el último tópico que aborda, Mateo Martinic Beros, en esta segunda etapa del libro. Sin duda, fue determinante para el desarrollo del turismo que cobró mayor vigor y se miró como una actividad concreta, saludable y conveniente y debía ser estimulada, según palabras del autor. Esto es coincidente con lo sostenido en un trabajo de mi autoría en el 2005: “Fue entre los años 1960 y 1985 donde se sentaron las bases del desarrollo del turismo regional. Sería muy categórico afirmar que antes de 1960 no existió preocupación por la actividad turística de la región. Sin embargo, se requería de una mayor organización que cubriera las necesidades de la época. El período 1960-85 fue trascendental en el turismo receptivo, infraestructura hotelera, construcción de caminos y vías de acceso, servicios en general y por sobretodo creación de organismos que levantaran e impulsaran este rubro…” (Importancia del Turismo en Magallanes 1960-1985, Actas V Congreso de Historia de Magallanes. Fernández de Cabo Ernesto).
Primera década 1961-70 En 1962, se inauguró el Hotel Cabo de Hornos, inversión hecha por la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, que fue arrendado por la Empresa Hotelera Panamericana S. A. que también decidió construir la Hostería “Patagonia Inn” en la estancia “Dos Lagunas” en Ultima Esperanza, el primero edificado para el desarrollo del turismo rural. Coincidente con la creación del Hotel Cabo de Hornos se arrendó uno de los locales a la empresaria Nadica Skarmeta quien instaló la primera agencia de turismo “Skartour”. En 1964, Manuel Suárez Arce y Juan Navarro Vásquez crearon “Turispaine” la primera agencia de turismo en Puerto Natales.
En 1963 se realiza el Primer Congreso Regional de Turismo y que trajo como consecuencia la creación de la Corporación Magallánica de Turismo (Comatur) cuyas propuestas fueron crear el Parque Alberto M. De Agostini en Tierra del Fuego, construir una hostería en el Parque Nacional Torres del Paine y gestionar la donación de un puente colgante por parte de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego en el sector del Pudeto. Las propuestas fueron concretadas. En 1965 se crea el Parque Alberto M. De Agostini en Tierra del Fuego, el mismo año se inauguró el puente colgante Werner Gromsch en el sector del Pudeto y en 1969 se inaugura la Hostería Pehoé, la primera en funcionar en la jurisdicción del Parque Nacional Torres del Paine.
Por la medianía de los años 60, vuelven los trasatlánticos tras una larga ausencia con la ruta por el estrecho de Magallanes y los canales fueguinos. Se mejoró la infraestructura portuaria con la pavimentación del principal muelle.
Una palanca Importante de desarrollo fue la Cormag a contar de 1968, que estimuló con préstamos a privados para el emprendimiento turístico. Es así que se construyó la Hostería Pehoé, la primera en el Parque Nacional Torres del Paine.
Mateo Martinic nos detalla las realizaciones entre 1964 y 1970 en tres aspectos: valoración y conservación del patrimonio natural con la creación de parques nacionales; accesibilidad a los sitios de atracción turística (pavimentación de caminos Punta Arenas y Puerto Natales y acciones de fomento de la actividad turística tanto en el sector público como privado.
Segunda década 1971-80 Aquí nos señala como trascendentales los siguientes hechos: la consolidación del Parque Nacional “Torres del Paine”; el Estado de Chile tomó medidas para hacerse cargo, administrar y poner en servicio público al Parque Nacional Torres del Paine, el retorno de los cruceros turísticos con la navegación del World Discoverer en cada temporada primavera- verano y por último el conocimiento más amplio, profundo e integral del Parque Nacional Torres del Paine.
Mateo Martinic Beros hace una reflexión sobre el tema estudiado y que históricamente la explotación de recursos fue concebido como un negocio lucrativo visibilizado en distintos momentos y explotados sin demora, sin embargo el turismo tomó todo un siglo y más en ser entendido, valorado y aceptado como potencialidad aprovechable y a diferencia de otros donde primó sobretodo el lucro. En el turismo han estado involucrados viajeros, naturalistas, exploradores y científicos; artistas, escritores y pensadores. Aventureros y emprendedores, románticos y soñadores y hasta la gente común. Además nos dice que con el turismo hay una nueva excepción, al tener un componente que es el goce espiritual en el contacto con la naturaleza. Nos dice que sobre las lecciones de las cuatro décadas desde 1980 al presente el turismo debe como obligación mantener la sustentabilidad y para ello no sobreexplotar como se ha hecho con el Parque Nacional Torres del Paine y estimular otros nichos y variables turísticas que, por cierto, las tiene nuestra región de Magallanes.
Esta nueva obra del Premio Nacional de Historia Mateo Martinic Beros: “El Turismo en Magallanes, Una mirada histórica sobre su origen y primer desarrollo 1870 -1980”, era necesaria escribir una visión de esta actividad tan importante para Magallanes y del cual no existía un estudio impreso, ordenado y compilado por lo que constituye un valioso aporte al conocimiento de la actividad turística. Quién mejor que don Mateo, para dejar plasmada su visión de este rubro, entregándonos los principales hitos a través del tiempo, consecuencias derivadas de los mismos, el estudio parcializado con sus características, los vaivenes de esta actividad a través del tiempo, las reflexiones, las lecciones y recomendaciones. Este libro abre una ventana para quienes, conocedores del turismo y del acelerado crecimiento que ha tenido en los últimos tiempos, puedan aportar a la historiografía con una visión tan documentada y bien lograda como la escrita por el Premio Nacional de Historia Mateo Martinic Beros.