La tracción animal perdió importancia en Europa y en EEUU sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial. “Pero fuera de nuestra burbuja del mundo occidental la tracción animal sigue siendo fundamental para la alimentación de la población”, recuerda João. Según los cálculos de la FAO, hay 115 millones de équidos de trabajo en el mundo, la mayor parte de ellos en países en vías de desarrollo.
Fuera de nuestra burbuja del mundo occidental, la tracción animal sigue siendo fundamental para la alimentación de la población mundial
“Estamos en una situación energética muy complicada porque partimos de unos combustibles fósiles que van a escasear en un futuro a corto plazo. Si no hubiese guerra en Ucrania tendríamos el mismo problema, pero el conflicto lo acelera todo. Vamos a tener que hacer cambios en todos los sectores, también en el agrícola”, defiende.
La tracción animal es una energía limpia y renovable pero no encaja en el modelo económico actual, porque no se produce, almacena y distribuye
“Las máquinas lo han invadido todo en el campo y hoy hay una gran animadversión al trabajo manual que hace que tengamos una exageración de maquinaria, porque la gente que se quedó en el campo ve en eso un símbolo de su estatus social. Pero se ha perdido mucho conocimiento sobre el suelo a medida que se aumentó la potencia de las máquinas y los agricultores de hoy son en muchos casos únicamente tractoristas”, argumenta.
Tenemos una exageración de la maquinaria porque la gente que se quedó en el campo ve en eso un símbolo de su estatus social
Este sobredimensionamiento del parque de maquinaria es notable en lugares como Galicia, donde la media resultante entre el número de tractores y la SAU es de unos 10 caballos de potencia por hectárea de tierra trabajada, cuando en países como Francia esta cifra se sitúa en 3,5 caballos por hectárea, casi tres veces menos que en Galicia.
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