Rosa Mosqueta

Tipo: Arbusto

La rosa mosqueta o simplemente mosqueta (Rosa eglanteria; sinónimo Rosa rubiginosa) es un arbusto silvestre de la familia de las rosáceas. Se encuentra en estado silvestre en las estribaciones de la región sur de la Cordillera de los Andes, tanto en Chile como en Argentina, y en el piedemonte mendocino. Su fruto silvestre, también conocido como escaramujo, se utiliza para la confección de dulces y mermeladas y para hacer infusiones. El aceite extraído de sus semillas se aprovecha en cosmética. La rosa mosqueta es un arbusto que puede sobrepasar los 2 m de altura; sus tallos son delgados, flexibles y curvos, cubiertos de espinas de color violáceo. Las hojas son caducas, alternas, compuestas de 5 a 9 foliolos, de bordes cerrados y lustrosas. Las flores muestran cinco pétalos libres, de color rosado o blanco-rosado y olor almizclado, en panojas espesas y terminales; los estambres son de un vivo color amarillo. La floración se produce una sola vez por temporada. Su fruto es un cinorrodón de forma ovoide y color rojo o naranja, con restos de sépalos espinosos en su extremo, de 1 a 3 cm de largo. El aceite de rosa mosqueta se extrae de las semillas de esta especie de rosa realizando una presión en frío. Tiene un ligero color rojizo y un olor acre característicos de los aceites no refinados. Su contenido en ácidos grasos esenciales (AGE) poliinsaturados es muy elevado, con un 80%, de los cuales: 41% ácido linoleico, 39% ácido linolénico, y 16% ácido oleico. Los AGE son nutrientes muy importantes en muchos procesos fisiológicos y bioquímicos del cuerpo humano, relacionados con la regeneración de los tejidos y el crecimiento celular. Tienen además una función estructural, formando parte de los fosfolípidos de las membranas celulares de los tejidos del organismo, y son los precursores de las prostaglandinas y leucotrienos, a partir de la síntesis del ácido araquidónico. Numerosos estudios científicos, el más reciente realizado en la Facultad y Farmacología de la Universidad de Concepción en Chile, han demostrado la poderosa capacidad cicatrizante del aceite puro de rosa mosqueta, especialmente en los campos de suturas, posoperatorios y quemaduras. Esto se debe no solo a su capacidad regenerante, activando los fibroblastos que darán lugar a la síntesis del colágeno y la elastina dérmica, sino a su potentísimo carácter astringente, uniendo los bordes rotos de la epidermis para facilitar la cicatrización natural. La rosa mosqueta se cultiva tradicionalmente como ornamental; es resistente y tolera niveles de alcalinidad elevados en comparación con otras especies similares. No requiere suelo fértil ni buen drenaje, y es tolerante a la sequía y a numerosas enfermedades. Por su vigor, se la emplea a veces como radical para injertar otras especies. En las zonas de Argentina y Chile donde se ha naturalizado prospera tanto que algunos agricultores la consideran una maleza, pues ocupa terrenos aptos para el pastoreo. Sin embargo, la venta de sus frutos y flores o de sus subproductos también significa una fuente de ingresos para muchas familias.

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