Incluye
- Todo el equipo de campamento.
- Casco.
- polainas.
Itinerario
Día 1: Laguna de Cejas
Después de un copioso desayuno, saldremos de San Pedro y cabalgaremos hacia el sur hacia el Salar de Atacama, una enorme depresión salina de 320 000 ha, que construye un paisaje único. Este Salar, el más grande de Chile, fue hace 4 000 años un gigantesco lago y hoy en día siempre cuenta con una red de aguas subterráneas, lo que permite la formación de todas estas lagunas de color azul turquesa. Una gran variedad de flamencos, aves y patos viven y vuelan entre estas lagunas vírgenes.
Para nuestra primera noche de campamento nos alojaremos en el corazón del Salar de Atacama, al borde de las Lagunas de Cejas, donde la escena del agua turquesa contra la costra blanca de sal recuerda a una pintura expresionista.
Dependiendo de la temporada, tendrás la oportunidad de nadar en estas lagunas, que tienen una concentración de sal igual a la del Mar de la Muerte (40%). No te preocupes, no es necesario saber nadar. Podrá apreciar esta noche una maravillosa puesta de sol en el Vulcano Licancabur (5 916m), ubicado justo en la frontera con Bolivia. Este Vulcan será su punto de referencia a lo largo del sendero.
Este primer día ya os dará una idea general sobre el desierto y sobre el progreso del sendero, que nos guarda muchas otras sorpresas.
Ese día pasaremos 6 horas cabalgando.
Día 2: Ruinas de Beter y ruinas de Tulor
Cabalgaremos hacia las ruinas de Beter, donde los españoles construyeron el primer pueblo colonial. Allí descubrirás el antiguo pueblo, enterrado bajo las dunas de arena. Los primeros habitantes, se asentaron en este sector hace ya 11000 años. Estos restos son fantásticas reliquias del pasado arqueológico de este sector.
Nuestro sendero sigue hacia las Ruinas de Tulor, un asentamiento de 3 000 años de antigüedad, establecido por la cultura Lickanantay (pueblo nativo del sector). Todavía es posible ver ruinas de casas antiguas, caracterizadas por su forma circular, que se conservaron gracias a la duna de arena que las cubría pero que también contribuyeron a su destrucción. Este verdadero museo a cielo abierto está compuesto por un conglomerado de 22 construcciones circulares, cada una de ellas con su propia función. A partir de aquí, la cultura de San Pedro se extendió: su cerámica, cestería, metalurgia, costumbres rituales, leyendas, mitos y ceremonias religiosas.
Ese día pasaremos la noche en el oasis de Tulor, donde una vez más tendrá la posibilidad de tomar un baño relajante en los canales de riego del oasis.
Tiempo de cabalgata hoy: aproximadamente 6 horas.
Día 3: Valle de la Luna + Valle de la Muerte
Hoy cruzamos el misterioso Valle de la Luna. Como su nombre lo indica, sus formaciones geológicas y colores recuerdan curiosamente a la Luna. Galopar por sus dunas de arena y pasar por sus impresionantes túneles, cuevas naturales y agujeros te sorprenderá. Si escuchas con atención, es posible que escuches el estruendo de las rocas que crujen como si estuvieran tratando de susurrarnos algo cuando hay algún cambio de temperatura.
Dejando atrás el Valle de la Luna, llegamos a la cornisa de la Cordillera de la Sal. Es una precordillera, creada por la erosión que más al este se convierte en la majestuosa Cordillera de los Andes. El viento sopla allí en fuertes ráfagas, construyendo cada vez nuevas esculturas naturales. Desde sus alturas sobresalimos todo el valle de la muerte y sus enormes dunas de arena, donde la gente practica Sandboard. También conocido como el Valle de Marte, este enigmático lugar invita a la contemplación y la admiración.
Esa noche acamparemos en los Petroglifos junto a “La Piedra de la Coca”, una piedra gigantesca, donde los antiguos atacameños escupían coca para un buen viaje. Ahora todavía es posible ver estas hojas de coca masticadas, pero sobre todo observar petroglifos, dibujos rupestres, que representan antiguas escenas de caza. Estos restos arqueológicos son la prueba de que las antiguas caravanas utilizaban esta misma forma hace varios años. A través de estos grabados, que representan distintas formas y símbolos, nos hablan de su historia, de su forma de vida. Al igual que los mensajes tallados en la roca, estos símbolos son materia de muchas teorías.
Cabalgaremos entre 7 y 8 horas ese día.
Día 4: Río Salado, Petroglifos
Pasando por hermosos paisajes, cruzaremos el Río Salado, donde una vez más se encuentran antiguos Petroglifos, que representan: Lamas, zorros, caravanas, chamanes. Algunos de estos petroglifos tienen más de 2 000 años. Transitaremos hoy por todos estos antiguos caminos atravesados varios años antes por tribus nómadas acompañadas de sus animales.
Temprano en la tarde llegamos a “La Quebrada del Diablo”, un estrecho barranco ubicado dentro de la Cordillera de la Sal. Este auténtico laberinto natural ofrece paisajes dignos de los westerns norteamericanos. Llegaremos más adelante al río San Pedro, responsable de la exuberante vegetación del valle de Catarpe, creando un sorprendente contraste con la sequedad del desierto. En esta zona nos cruzaremos con el camino de unos pastores, llevando a sus animales a pastar (ovejas, cabras, vacas, llamas).
Estableceremos nuestro segundo campamento en este verde Valle de Catarpe junto al río San Pedro, donde tendrá la posibilidad de tomar un baño o simplemente descansar y relajarse.
El tiempo de conducción hoy es de aproximadamente 6 a 7 horas.
Día 5: Cabalgando de regreso a San Pedro
Nuestro último día de cabalgata será un día tranquilo. Después de seguir el río San Pedro durante un rato más, nos adentraremos en la segunda parte del barranco del diablo, que es aún más espectacular. Después de llegar a la entrada del valle de Catarpe, cruzaremos el centro del pueblo de San Pedro y regresaremos al rancho.
Terminaremos nuestro viaje pasando por la ciudad de Quitor, donde se encuentra una antigua fortaleza (Pukara de Quitor) del siglo XII.
Esta fortaleza tiene un lugar estratégico; Situado en la cima de una colina. Domina toda la zona, así como el río San Pedro. Hoy en día este lugar es un monumento nacional, restos arqueológicos de la arquitectura preincaica. Estas increíbles construcciones, construidas hace 700 años, fueron utilizadas como puerta defensiva por los nativos contra los incas y posteriormente contra los españoles, quienes la invadieron en 1540.