Viña Esla Sánchez País 2019, San Toribio, secano del Maule. Nació del proyecto Grower´s de la Universidad de Chile, dirigido por los enólogos Pilar Miranda y Álvaro Peña (dos de los tres socios de Garage Wine Co.) buscando impulsar a pequeños viticultores a embotellar por primera vez sus vinos de viejas parras del secano. Hoy camina solito, lleno de premios,de la mano de un blanco de Pedro Giménez, también de doña Elsa. Su gran atractivo es una nariz muy aromática, llena de notas a frambuesas, algo no muy típico del país, que tiende a ser más austero. Su boca es ligera y fresca, con la tensión del país en justa medida. Su estilo de color rubí claro, brillante, y con bajo grado de alcohol marcó en 2016 un camino a seguir
Bouchon País Salvaje de Mingre, secano del Maule. Sus uvas crecieron salvajes en una quebrada del campo Mingre, cerca un viejo viñedo de país. Se creía que era material de poda que creció y subió a los árboles, y el análisis de ADN lo confirmó después. En 2015 decidieron cosechar los racimos que crecen cada año en la parte más alta de las copas de los árboles, y hacer un vino con la menor intervención posible. Es un tinto más ligero y rústico que el País Viejo de la misma bodega, y también mucho más complejo. Ya tiene una versión de vino blanco, de mismas uvas fermentadas en recipiente de greda, lo que suma a Bouchon siete vinos diferentes, además de espumante, rosados y mezclas, con esta cepa; representan el 10% de su portafolio.
Roberto Henríquez Rivera del Notro País, secano del Biobío. Henríquez es uno de los aprendices de Louis Antoine Luyt, tal vez el que más lejos ha llegado. Nacido de suelo aluvial, con gran mezcla de arena, granito y pizarras, a unos 800 metros del Río BioBío, el estilo del vino es más ligero y menos profundo que su hermano, Santa Cruz de Coya, nacido en laderas de la cordillera costera de Nahuelbuta, a 350 msnm y sobre suelos de granito. Cada año, siguiendo el camino de Luyt, saca nuevos vinos que responden a un terruño diferente y ha ido comprando algunos de ellos, con el fin de “perpetuar el trabajo de nuestros antepasados, que paradójicamente se encuentra en peligro de extinción”.