Actualmente el turismo, así como sus diversas corrientes, consideradas como “ambientalmente amigables” son visualizadas como una solución para incluir la conservación del entorno natural junto al desarrollo local.
Predomina la motivación por participar de experiencias recreativas vinculadas al medio ambiente. Cabe señalar que cuando la calidad de estas experiencias constituye un factor determinante en la valorización que se le asigna a los productos turísticos, puede afirmarse que el objetivo de alcanzar el desarrollo sustentable tendrá un efecto positivo en el ámbito ecológico, socio económico, y en el entorno rural. Esto asegurará el turismo como actividad económica.
En este sentido, el turismo puede propiciar diversos impactos ambientales positivos, considerados como beneficios a partir del fortalecimiento de una conciencia para el adecuado aprovechamiento de los recursos naturales por parte de los visitantes. En cambio, la concentración masiva de turistas en determinado espacio, impactará de forma negativa en la capacidad de carga del sitio y la biodiversidad existente.
En consecuencia, no todo está permitido en un área de conservación ya sea privada o pública, éstas tienen extensas normativas que hay que cumplir, y aunque en la mayoría son criterios lógicos, por ejemplo, no botar basura o arrancar flores o plantas, en Chile son muchos son los casos de registros de daños causados por turistas en Parques Nacionales y otras áreas de conservación, principalmente públicas. Cabe señalar que los daños causados por turistas en Chile, pasaron de 03 en 2012 a 83 en 2017 y esta cifra continúa se estima que continúa aumentando.
Los principales daños causados son relacionados al uso de fuego en Áreas de Conservación, vandalismo y robos, tala y caza ilegal de especies nativas. Estos actos afectan a la imagen país, pero principalmente a ecosistemas frágiles albergados en estos Parque Nacionales.
No es posible disfrutar de la naturaleza sin dejar huella de nuestro paso, pero se puede minimizar el daño. Una de las formas de lograrlo, es poner en práctica el Programa Educativo denominado “No deje rastro” o también conocido como “Leave No Trace” que busca minimizar o eliminar los impactos a las áreas naturales.
El programa “No deje rastros” fue creado en Estados Unidos en la década de los 60, como consecuencia de una explosión en la demanda para el uso de áreas de conservación por parte de la población. Estos aumentos comenzaron a producir impactos asociados que hasta ese entonces no se conocían. En Chile, el curso de “NDR” comenzó a dictarse para guarda parques de CONAF a partir de 1993.
La fundamentación científica de este Programa se basa en investigaciones desarrolladas para medir el impacto de forma integral del uso recreativo de las áreas silvestres. Debido a estas investigaciones se crea la ciencia denominada “Ecología de la recreación” que estudia los cambios al medio ambiente ligados al impacto de las actividades recreativas.
Esta disciplina científica describe los tipos, cantidades y velocidades de cambios ecológicos causados por el uso recreativo ayudando a los Administradores de Áreas Protegidas a identificar los impactos al recurso causado por la recreación, facilita un entendimiento de las causas específicas y los efectos de los impactos y fomenta una percepción más acertada para prevenir, mitigar y manejar los impactos.
El Programa “No deje Rastros” se basa en 07 principios elaborados para cuidar la naturaleza de manera sostenible.
Principio N°1: Planificar y preparar el viaje.
Este principio trata de la planificación que se debe realizar antes de salir a la naturaleza asegurando así la seguridad y comodidad. Se debe incluir información como “si están permitidas las fogatas, sobre el clima, precios, flora y fauna del lugar, etc.” Cabe señalar que una mala planificación resulta en malas condiciones de acampada y daños al ambiente natural.
Otros factores que es necesario planificar con anticipación tienen que ver con utilizar el equipamiento adecuado (vestuario de acuerdo al clima, cocinilla para evitar fogatas, bidones para trasladar agua, etc.) y reducir la basura que va a llevar a terreno.
Principio N°2: Viajar y acampar en superficies estables.
Uno de los principales impactos generados por la recreación en áreas naturales es el “pisoteo”. La aplicación de este segundo principio permite minimizar el daño a la vegetación y al suelo. Invita a caminar por senderos principales y acampar en sectores establecidos.
Principio N°3: Disponer de los residuos de la forma más adecuada.
La idea central de este principio es brindar la oportunidad a otros visitantes de disfrutar del entorno natural del área, teniendo en cuenta que “lo que lleve hay que regresarlo” y otras técnicas de higiene personal.
Principio N°4: Respetar la vida silvestre.
La idea central de este principio tiene que ver con proteger el estado silvestre de las especies de fauna nativa y su hábitat. Promueve comportamientos básicos como no alimentar a la fauna, no matar o dañar fauna y la prevención de introducir especies exóticas en el área natural visitada.
Principio N°5: Reducir el impacto de las fogatas.
El impacto de las fogatas encendidas sin tomar precauciones o por mala manipulación es un factor de peligro de incendios forestales devastadores para la naturaleza. El Programa “No Deje Rastros” promueve restringir el uso de fuego lo más posible.
En las áreas de Conservación del SNASPE, está prohibido el uso del fuego, pero existen registros que indican que desde el 2010 hasta el 2017 se registraron 106 incendios al interior de áreas protegidas, quemando un total de 35.377,9 hectáreas. Dentro de estos incendios, el más extenso en superficie corresponde al ocurrido el 2011 al interior del Parque Nacional Torres del Paine con una afectación de 17.606,3 há. En este sentido, se estima que el 98% de los incendios al interior de áreas de conservación son causados por el hombre, ya sea por negligencia o intencionalidad.
Principio N°6: Considerar a otros visitantes.
Este principio se refiere principalmente desarrollar la visita al área natural tomando en cuenta la presencia de otros visitantes, por lo que las actitudes a desarrollar durante la visita al área natural no debe perjudicar a los demás.
En este sentido, promueve el cuidado de bancas y otros accesorios, el cuidado de los baños comunes y otras construcciones dedicadas a todos lod visitantes.
Principio N°7: Deje lo que encuentre.
Las personas que visitan un área de conservación asisten generalmente para disfrutar de su estado natural. Este Principio se refiere principalmente a no alterar de forma sustantiva el área visitada, es decir, no remover rocas, ramas, plantas, vida silvestre, artefactos arqueológicos, etc., para permitir a otros visitantes disfrutar del descubrimiento de un ambiente que ofrece retos y sorpresas.
El proceso de deterioro siempre se desarrolla más rápido que el proceso de mejora por lo que es necesario tomar acciones en forma anticipada en vez de reaccionar a impactos sobre el suelo o fauna y flora que sobrepasen lo aceptable.
La presencia humana en determinadas zonas naturales supone la alteración drástica de la vida y costumbre de los habitantes del ecosistema aunque se haga con máximo respeto. En la mayoría de los casos la naturaleza puede absorber el impacto, pero esa capacidad de resistencia tiene un límite y el territorio y sus habitantes no siempre podrán recuperarse del impacto causado.
Autor: Frank Trebilcock Arrivé.