Santuario de la naturaleza Valle de Cochamó

por Michelle Carrere 

Santuario de la naturaleza Valle Cochamó. Imagen: Organización Valle Cochamó.

El valle de Cochamó, ubicado a unos 120 kilómetros de Puerto Montt, en la cordillera de los Andes, es uno de los destinos favoritos dentro del sur de Chile para vacacionar. Sus imponentes paredes de granito, sus abundantes bosques milenarios, ríos transparentes y color turquesa atraen cada año a miles de turistas. En los años 2000, sin embargo, era un secreto muy bien guardado dentro de la Patagonia, habitado por apenas una pequeña población dedicada a la agricultura y al tradicional oficio de arrear ganado entre Chile y Argentina.

“Empezó a llegar mucha gente cada año y por supuesto mucha basura, senderos destruidos, etcétera”, cuenta Tatiana Sandoval, presidenta de la Organización Valle Cochamó, una asociación comunitaria que nació por iniciativa de los habitantes del lugar para promover el desarrollo del turismo responsable y el ordenamiento territorial. “Comenzamos a hacer todo un sistema para que los turistas pudieran subir al valle solo con reserva y a medir la capacidad de carga (el número de personas que el lugar era capaz de recibir sin sufrir impactos)”, explica. Las medidas rápidamente disminuyeron la presión a la que estaban siendo expuestos los ecosistemas, pero además trajeron beneficios económicos. “Cuando los turistas no podían subir al valle empezaron a quedarse más en el pueblo de Cochamó, a ir a restaurantes y a alojarse en cabañas. Se generó entonces una economía circular muy interesante”, asegura Sandoval.

Santuario de la naturaleza Valle Cochamó. Imagen: Organización Valle Cochamó.

Al poco tiempo, la organización decidió dar un paso más y solicitarle al Estado que creara en la zona un área protegida.

Si bien Valle de Cochamó se emplaza dentro de los límites de la Reserva de la Biósfera Bosques Templados Lluviosos de los Andes Australes, esa categoría internacional de conservación no está considerada dentro de la normativa nacional, por lo que no existe ningún marco legal que obligue a que efectivamente se proteja el lugar, explican los expertos.

En ese sentido, el valle de Cochamó, a pesar de su importancia ecológica no contaba hasta ahora con una figura de protección “lo que dejaba vulnerable a esta zona ante distintas amenazas como el turismo descontrolado o el desarrollo de actividades extractivistas intensivas”, señaló la ministra de Bienes Nacionales, Javiera Toro.

Por otro lado, el río Cochamó cuenta desde el 2009 con un caudal de reserva, una figura de protección que permite reconoce el valor ecológico y social de determinados caudales limitando de forma significativa el otorgamiento de derechos de aprovechamiento de sus aguas, lo que permite protegerlos, por ejemplo, del desarrollo de proyectos mineros e hidroeléctricos.

Santuario de la naturaleza Valle Cochamó. Imagen: Organización Valle Cochamó.

Sin embargo, puesto que el caudal de reserva del río Cochamó fue declarado mediante decreto presidencial, la comunidad temía que este pudiera, en algún momento, ser revocado por la misma vía. Por lo mismo, la posibilidad de que se instalaran proyectos hidroeléctricos en el río era una preocupación para los habitantes del valle, así como el aumento cada vez más acelerado de las parcelaciones para el desarrollo de proyectos inmobiliarios.

La comunidad acordó que la figura de protección que mejor se adaptaba al Valle de Cochamó era la de Santuario de la Naturaleza, puesto que permite proteger predios fiscales y privados. “Puede ser mixto”, precisa Sandoval. Además, “es una figura más flexible en el sentido de los usos que se han llevado a cabo en el territorio”, sostiene el geógrafo, Gabriel Gómez, encargado de planificación territorial de la ONG Puelo Patagonia que asesoró técnicamente a Organización Valle Cochamó. “Permite que la gente que ha vivido en ese lugar y que tienen formas de vida que son compatibles con el medio ambiente, puedan seguir haciendo sus actividades y puedan seguir viviendo como vivían”, explica Gómez.

El Santuario de la Naturaleza también resguarda objetos culturales, como el oficio de los arrieros y el sendero histórico utilizado por ellos, “que también es muy importante para la comunidad”, agrega Sandoval. De esa manera, esta figura de protección permite que la comunidad se apropie del proyecto, algo clave para que la conservación del lugar pueda ser efectiva, sostiene la presidenta de la organización ciudadana.

Mapa del santuario de la naturaleza Valle Cochamó. Imagen: Organización Valle Cochamó.

Con la decisión favorable del Consejo de Ministros para la Sustentabilidad y el Cambio Climático son más de 11 400 hectáreas en el Valle de Cochamó las que ahora están protegidas, de las cuales el 98 % corresponde a tierras fiscales. En ellas se ubica el río Cochamó y hay bosques primarios que al estar bien conservados son “un refugio climático que entrega servicios ecosistémicos que generan bienestar a las personas”, explicó la ministra de medio ambiente, Maisa Rojas.

También hay humedales ribereños e importantes especies de flora que, según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), se encuentran En Peligro de extinción como es el caso del alerce (Fitzroya cupressoides), uno de los árboles más longevos del mundo. Además, hay al menos 50 especies de animales, entre ellos varios que se encuentran en la lista roja de especies amenazadas de la UICN, como el pudú (Pudu puda), el monito del monte (Dromiciops gliroides), la ranita de Darwin (Rhinoderma darwinii), el puma (Puma concolor), la guiña (Leopardus guigna) o el cóndor andino (Vultur gryphus).

Pudu. Foto: Paul Jones. Ladera Sur.

Fuente: https://es.mongabay.com/2023/02/chile-suma-dos-nuevas-areas-protegidas-conservacion/

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